Un tribunal de lo laboral de la ciudad neerlandesa de La Haya ha declarado improcedente el despido de un joven empleado musulmán que fue expulsado en su periodo de prueba tras negarse a dar la mano a una compañera por motivos religiosos, al considerar que la empresa incurrió en discriminación religiosa y no logró justificar su decisión.

El trabajador, de 21 años, había comenzado a trabajar el 1 de junio pasado en una subsidiaria como informático en modalidad de teletrabajo, y estaba destinado en el organismo estatal de acogida de solicitantes de asilo (COA).

En su segundo día de trabajo, durante una presentación, rechazó estrechar la mano a una jefa de equipo, lo que motivó una queja de esta por discriminación por razón de género.

Según consta en la sentencia, la empresa se reunió con é

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