Hace exactamente cuarenta años, en la noche del 13 de noviembre de 1985, la avalancha del volcán Nevado del Ruiz arrasó la población de Armero, dejando miles de muertos y convirtiéndose en uno de los desastres naturales más graves de Colombia. Sin embargo, hoy quienes vivieron lo que ocurrió coinciden en que la reconstrucción se centró en calles, casas y monumentos… pero no en lo que quizá más necesitaba reparación: la salud mental.

Una de las sobrevivientes resume así la sensación: “Nos dedicamos a reconstruir la parte física de Armero, pero no la salud mental”.

Al caminar por las ruinas del antiguo pueblo hoy convertido en memorial, las baldosas aún marcadas por la fuerza del lahar —la mezcla mortal de lodo, ceniza y rocas— recuerdan la magnitud de aquella noche.El impacto no solo fue

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