El traslado esta semana de siete jefes de la organización criminal Comando Vermelho (CV) a prisiones federales marca un hito operativo en la estrategia del Estado brasileño por debilitar una de las bandas más poderosas del país. La decisión fue adoptada tras la mega­operación policial que se saldó con 121 muertos en favelas del norte de Río de Janeiro.

La medida, ordenada por la Justicia, implicó sacar a los detenidos de las cárceles locales —en el estado de Río de Janeiro— y ubicarlos en centros penitenciarios de gestión federal, fuera de la jurisdicción regional. Según la agencia EFE, todos ellos tienen condenas superiores a 30 años.

El trasfondo inmediato es la operación llevada a cabo en las favelas de Penha y Complexo do Alemão, zonas en las que el CV “ocupa” o controla al menos de

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