Dicen que los perros saben cuando ha llegado su hora... pero lo que hacen en esos últimos minutos es algo que muy pocos humanos podrían soportar ver. No es miedo. No es dolor. Es algo más profundo... una despedida silenciosa, llena de amor, que solo ellos entienden. Una joven llamada Jessie Dittrich le preguntó a su veterinario cuál era la parte más difícil de su trabajo, y su respuesta estremeció al mundo entero. Dijo que lo más duro no era aplicar la inyección final, sino lo que ocurre justo antes. Porque el 90% de los dueños no puede quedarse hasta el final. Salen de la habitación, incapaces de ver cómo su mejor amigo cierra los ojos por última vez. Y mientras tanto, el perrito -confundido, con la mirada triste-mueve la cabeza de un lado a otro buscando a su humano... buscando a la pers

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