La tragedia de Armero, ese fatídico 13 de noviembre de 1985, no fue solo una estadística de 23.000 vidas perdidas; fue la suma de miles de historias inconclusas, encapsuladas en la figura inolvidable de una niña de 13 años: Omaira Sánchez.

El periodista Germán Santamaría, un hombre curtido en guerras y desastres, se encontró con el dolor más puro e íntimo de su carrera. Él, que conocía los pueblos cafeteros y vibrantes del Tolima, vio cómo la vida de Armero se extinguía bajo el lodo. Su llegada a la zona fue un choque de realidades: cuerpos desnudos emergiendo del barro, gente que solo podía clamar auxilio. Era el infierno terrenal.

El Corazón Atrapado

El encuentro con Omaira, dos días después de la avalancha, fue el epicentro de la conmoción. Ahí estaba ella, una niña, con la mitad de

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