Comencé Timbalé convencido de que la danza, la música y la creación colectiva podían tender puentes donde había brechas. Desde entonces, como organización cultural, acompañamos a jóvenes en contextos desafiantes para fortalecer su bienestar, liderazgo y sentido de comunidad, movilizando procesos de transformación desde el arte y el autoconocimiento.

En ese camino, he visto cómo empresas y comunidades pueden encontrarse en lugares improbables, superando estereotipos y creando valor compartido. No hablo en abstracto: diversas empresas han confiado en nuestro propósito y se han sumado a nuestra visión.

Estas alianzas inusuales demuestran que, cuando se abren las puertas al diálogo, todos podemos ganar: una empresa de servicios exequiales promueve la danza comunitaria; un colegio se alía con

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