En una época donde la exposición parece sinónimo de existencia, el silencio también tiene un lugar. Mientras millones de personas documentan su vida a diario, hay quienes eligen no hacerlo. No suben fotos, no comparten momentos, y en muchos casos, esa elección no nace del desinterés, sino del equilibrio.
Desde la psicología, esta conducta se entiende como una forma de autocuidado. No mostrar todo lo que se vive puede significar bienestar, calma y una relación más sana con el entorno digital.
Según la psicóloga Tchiki Davis, especialista en bienestar digital y colaboradora de ‘Psychology Today’ (Estados Unidos), evitar compartir cada instante personal “permite disfrutar las experiencias con mayor autenticidad y menos presión social”. Publicar menos, dice, no es alejarse del mundo, sino ap

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