Hace poco me llegó un audio de un viejo amigo con el que trabajamos grabando jingles en los años 90 y al darle play, me sorprendí con la cantidad de frases de virtuosismo sobrenatural y la precisión rítmica de este impresionante arreglo para Big Band. Al llegar al solo de saxofón, empecé a notar que la capacidad respiratoria del intérprete le permitía tocar frases larguísimas y muy exigentes sin tomar aire. Ahí empecé a dudar sobre el origen de esta perfección asombrosa. Le escribí a mi amigo radicado en Alemania, el productor Eduardo Carrizosa, para indagar por el método de grabación que había usado para esta versión del tema Ahora sí, y su respuesta me dejó aún más perplejo.

En cuestión de minutos me envió otra versión del mismo tema pero esta vez arreglado para un sexteto vocal. La afi

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