La Inteligencia Artificial (IA) ha dejado de ser un concepto de ciencia ficción para convertirse en una fuerza tangible que está redefiniendo el futuro económico y laboral de México. Este fenómeno global presenta para el país una dualidad profundamente marcada: por un lado, estudios locales advierten sobre un alto riesgo de automatización que podría potenciar la informalidad y deprimir los salarios; por el otro, surge una oportunidad de oro para integrarse en la vanguardia tecnológica con una estrategia nacional que incluye el desarrollo de un modelo de lenguaje propio. Este panorama bifronte se vio ejemplificado en las últimas horas con el desmentido de una millonaria inversión directa de NVIDIA en Nuevo León, un episodio que revela la complejidad de navegar en esta nueva era.

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