Los obispos de México cerraron su CXIX Asamblea Plenaria con uno de los mensajes más duros de los últimos años: México está herido, fracturado y cansado de la violencia, y ninguna autoridad, partido político o sector social puede seguir haciéndose el indiferente.

El pronunciamiento, marca un quiebre en el tono habitual de la Iglesia : la CEM reconoce que el país atraviesa un momento crítico, donde el miedo domina calles, comunidades y regiones enteras. Afirman que la violencia ha rebasado todos los límites y que “México duele, profundamente”.

“No tenemos la solución, pero tampoco nos quedaremos callados” aseguran los Obispos

Los obispos admiten que no poseen respuestas mágicas, pero enviaron un recordatorio incómodo: nadie puede permanecer neutral ante la sangre derramada , ni en el gob

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