Ramón González se salvó de las ráfagas de kalashnikov agachándose, corriendo con una energía inaudita y refugiándose en una habitación asfixiante, atiborrada de gente aterrada. Su experiencia la noche del 13 de noviembre del 2015 en la sala de conciertos Bataclan la plasmó en un libro, Paz, amor y Death Metal (Tusquets), publicado en 2018. González dijo entonces a La Vanguardia que escribir le había servido como terapia: “Al convertir la realidad en ficción me parece que fue otra persona la que vivió aquello”. Su obra fue llevada al cine por el realizador catalán Isaki Lacuesta.
Siete años después, González, originario de Daimiel (Ciudad Real), profesor de español en un instituto en París, se excusa por no querer dar ya entrevistas. Ayer no asistió a los actos conmemorativos. “Conside

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