Pekín apuesta por un sistema de transmisión de ultra alta tensión para integrar su enorme producción de energías renovables en una red nacional interconectada

En el borde del desierto de Tengger, en el norte de China, el silbido del viento se cuela entre las aspas de un ejército de turbinas eólicas, mientras el sol cae a plomo sobre un mar de paneles solares . Desde ese remoto paisaje de luz y arena, en la región autónoma de Ningxia, arranca una vía eléctrica que atraviesa montañas, mesetas y valles hasta llegar a Hengyang, en el corazón industrial de la provincia de Hunan, en el sur. A lo largo de 1.616 kilómetros de cables y atalayas de acero viaja parte del flujo eléctrico que mantiene encendido el país: la infraestructura de ultra alta tensión ( ultra high voltage en inglés, UHV)

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