Juan David Ortiz

Vivimos en una sociedad donde la salud del cuerpo suele recibir atención peso, músculos, metabolismo, pero hay un órgano que depende del alimento casi tanto como del oxígeno y al que a menudo se le presta menos atención en términos nutricionales: el cerebro. El estado nutricional no es sólo una cuestión de energía o masa corporal: es una condición fundamental para que nuestro cerebro funcione bien, se adapte a los cambios, resista el envejecimiento y conserve su agudeza cognitiva.

La evidencia más reciente subraya este aspecto. Un estudio con adultos mayores halló que el estado nutricional medido mediante el Mini Nutritional Assessment (MNA) se relacionó positivamente con el rendimiento cognitivo global, evaluado con el test MoCA (Regassa et al., 2025). De forma similar,

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