El privilegio de hacer una pausa

Ir a un retiro espiritual es para mí un verdadero privilegio, es decidir darme una pausa en medio del ritmo acelerado de la vida, de las responsabilidades, del trabajo, de mis hijas y de los tiempos que nunca parecen alcanzar.

Poder detenerme y dedicar unos días al silencio, a la introspección y al reencuentro conmigo misma es un regalo inmenso.

Cada vez que logro detenerme en el camino, confirmo que tenía que ser así, que ese espacio me estaba esperando y que nada de lo vivido fue casualidad, lo valoro profundamente y me lo agradezco desde el alma. Esta vez fui al retiro de Durga Stef, en la columna anterior escribí su biografía y ahora que pasé cuatro días aprendiendo su metodología, veo en ella una profunda entrega y compromiso con su comunidad.

Y no

See Full Page