No se aguantó.
A sus invitados al rancho para celebrar ayer su 72 cumpleaños les pidió secrecía, y mantener y reservarse toda la información de la convocatoria.
Todo debería ser íntimo, como las bodas de sus hijos Andrés Manuel López Beltrán en el refugio de lujo Vidanta, en el Caribe Mexicano.
O el del fin de semana de su primogénito José Ramón López Beltrán en el hotel Presidente en Cancún, donde hicieron firmar el silencio a los invitados.
Pero Andrés Manuel López Obrador salió de su retiro en gran camioneta -¿dónde quedó el Tsuru de su discurso de modestia?- para saludar a la gente y confirmar su popularidad.
Es un gran avance de cuanto viene.
Su nuevo libro será una ocasión adecuada para mostrarse en público, recorrer el país, difundir su mensaje, hacer sombra a Claudia Sheinbau

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