Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén han descubierto que las células bovinas pueden alcanzar la inmortalidad espontáneamente, sin modificación genética. El hallazgo invierte décadas de convicción científica y abre el camino hacia carne cultivada económicamente viable.

La producción de carne representa uno de los mayores retos medioambientales de la agricultura moderna. La ganadería bovina, en particular, consume recursos hídricos masivos, impulsa la deforestación a escala global y genera una porción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero.

En este contexto, la carne cultivada emerge como una alternativa que promete mantener la producción proteínica sin los costes ecológicos inherentes a la ganadería convencional. Sin embargo, durante años, un obstá

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