Por Sebastián Arango

Bien hace Pereira en reconocer a Lucy Tejada como un referente cultural. Además del valor estético de sus obras, debemos apreciarla como una figura histórica que representa el acceso de la mujer a la educación y a la formación artística, y, en especial, el proceso de abrirse paso en los circuitos tradicionales y en un canon dominado por figuras masculinas.

Desde su juventud, tras graduarse de bachiller a inicios de los años cuarenta, se mudó a Bogotá para estudiar Bellas Artes, primero en la Universidad Javeriana y luego en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Junto a la periodista Emilia Pardo Umaña, participaba en las conocidas tertulias capitalinas del café El Automático. Gracias a la agudeza de su mirada, logró abrirse camino en un espacio colmado de hombres. Est

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