Tricotilomanía es el nombre que recibe el impulso recurrente e irresistible de arrancarse el pelo, un comportamiento que afecta principalmente a adolescentes y suele pasar desapercibido pese a sus consecuencias en la salud capilar y el bienestar psíquico. El estigma social y la percepción negativa de la autoimagen dificultan la búsqueda de apoyo, intensificando el malestar emocional de quienes afrontan este desafío.
Un reciente estudio de la University of Oxford analizó cómo la vergüenza juega un papel central en la aparición de síntomas de ansiedad y depresión entre jóvenes de entre 13 y 18 años que padecen esta condición. La investigación sugiere que abordar este sentimiento sería fundamental para mejorar los tratamientos y la calidad de vida de quienes conviven con la tricotilo

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