“Después de lo que viví como imputada, no quiero pertenecer al Poder Judicial. Me negaron prueba, ocultaron prueba, yo no quiero saber más nada con la Justicia. Quiero reinventarme tranquila, me quiero ir en paz, básicamente me quiero ir en paz”. Con esa ruidosa declaración, ayer cerró el jury de enjuiciamiento en La Plata a la jueza de San Isidro Julieta Makintach, a quien acusan de participar en el documental que provocó la nulidad del juicio por la muerte de Diego Armando Maradona.
Ahora el martes venidero será el momento del veredicto final, en el que pueden ordenar su destitución, aunque la defensa de la magistrada ensayó otra sorpresiva salida, una más decorosa: pidió que se ordene al Gobernador bonaerense Axel Kicillof a aceptarle la renuncia.
Demás está decir que la fiscal Analía

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