En una democracia madura, la corrupción no sólo debe perseguirse, sino también sancionarse con ejemplaridad. Sin embargo, lo que observamos en el caso del exgobernador Javier Corral apunta a una contradicción inquietante: quien fuera promotor de la rendición de cuentas hoy se encuentra bajo la lupa por presuntos actos de corrupción, mientras evade de momento las consecuencias plenas de la justicia.

El pasado 13 de noviembre de 2025, se informó que un juez federal negó la suspensión definitiva al proceso en contra de Corral, lo que implica que el exmandatario no podrá usar ese mecanismo para frenar la acción penal mientras ésta avanza. Es una señal de que al menos la puerta hacia la justicia sigue abierta, pero de ningún modo es garantía de que las responsabilidades políticas y penales vay

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