La marcha convocada originalmente por jóvenes de la autodenominada Generación Z para exigir justicia por el asesinato de Carlos Manzo, exalcalde de Uruapan, terminó transformándose en un movimiento mayoritariamente familiar y generacionalmente distinto. Desde temprano, contingentes de las generaciones Baby Boomers y Millennials llegaron a la capital con consignas de dolor y resistencia, mientras la presencia juvenil fue casi inexistente, un vacío que no restó fuerza al reclamo central: exigir paz, justicia y un alto a la violencia que desangra a Michoacán.

El contingente que arribó a la Pérgola lo hizo entonando el Himno Nacional, una escena que marcó el tono solemne de la jornada. Entre los manifestantes circulaban pancartas con mensajes como “Mi pueblo amaneció de rodillas” y “La violen

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