Pablo Pardo Actualizado Domingo, 16 noviembre 2025 - 01:01
Una muestra de que China ya está en el -perdón por la ofensa- club de las potencias neocoloniales, es su financiación de megaproyectos de infraestructuras en países aliados. Unos proyectos que, da igual quién los pague, tienden a ser de dudosa utilidad. El último ejemplo es el primer tren de alta velocidad del Sureste de Asia, de 142 kilómetros, financiado por Pekín en Indonesia. A los diez años de su lanzamiento, el proyecto es una ruina. La construcción tuvo un sobrecoste del 20%, hasta los 7.500 millones de euros, y la ruta, encima, es tan deficitaria que va tener que ser 'rescatada' por el Gobierno indonesio. Yakarta exige a Pekín una quita de la deuda, que este rechaza. Las infraestructuras chinas son molonas, pero no

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