El silencio no siempre es ausencia. Para María Antonia Jaramillo Montoya , manizaleña de 41 años, fue escuela , sombra , dolor y, con los años, también una oportunidad .

De ahí nació ' Soy una sorda que oye ', una iniciativa que hoy transforma la vida de personas con discapacidad auditiva y que, más recientemente, extiende su sensibilidad hacia otro frente también doloroso: el cáncer infantil .

A los 8 años, durante una audiometría escolar, a María Antonia le diagnosticaron hipoacusia neurosensorial bilateral . Lo que comenzó como una pérdida auditiva leve se convirtió en algo progresivo. Aprendió a vivir sin oír completamente , pero no sin dolor. Por años, se negó a usar audífonos , a aceptar su condición.

Recién en el 2010, a los 26 años, accedió a su primer i

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