En algún momento libre durante el día ¿te has detenido a pensar por qué tomas ciertas decisiones? ¿Por qué a veces alcanzas o cumples una meta y otra no? Lo hemos dicho antes, no es cuestión de suerte ni de “desear” o “anhelar””: detrás de cada acto humano hay una fuerza que no se ve, una especie de faro interior que dirige nuestra vida. Esa fuerza es la voluntad, y como cualidad de ésta, la libertad, apoyadas en la inteligencia o intelecto.
En un mundo donde la enseñanza, erróneamente, va en el sentido de que las emociones y los instintos parecen dominar las decisiones cotidianas, es fundamental entender la diferencia de la voluntad, la libertad y la inteligencia (intelecto); respecto a las emociones, cada vez, son menos quienes reflexionan sobre la fuerza interior que realmente dirige n

El Diario de Juárez