Hoy Chile celebrará una de las elecciones más complejas y determinantes desde el retorno a la democracia. Más de 13 millones de votantes, junto con escoger un nuevo presidente y renovar el Congreso, definirán si en el país se conservará un centro político capaz de moderar los extremos, o si, por el contrario, se consolidará una nueva polarización estructural que redefina el sistema partidario.

Todas las encuestas confirman que la moderación está en retirada y que los extremos nuevamente serán los protagonistas de estos comicios. El país parece no haber aprendido del doble fracaso constituyente –primero con la propuesta de la extrema izquierda, luego con la de la extrema derecha–, tras el mayoritario rechazo de una ciudadanía que reaccionó ante la rigidez y el exceso de ideología de ambas

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