La industria turística encara la temporada de verano con expectativas moderadamente optimistas. Tras un año marcado por la caída del movimiento interno, los operadores de turismo observan un repunte en la demanda desde las elecciones legislativas, aunque advierten que la previsibilidad sigue siendo limitada por la tendencia creciente a reservar a último momento.
La caída del turismo durante las vacaciones de invierno dejó una señal de alarma: según CAME, viajaron 4,3 millones de personas, un 10,9% menos que el año anterior. El impacto económico también retrocedió, con una baja del 11,2% ajustada por inflación.
Si bien algunos fines de semana largos mostraron una mejora en el número de viajeros, el gasto promedio se redujo y el ajuste se concentró en la duración de las estadías. El públi

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