El cambio climático se impone como una realidad en las últimas décadas en el planeta, y golpea a las zonas más vulnerables, que están menos capacitadas para soportar los cataclismos y fenómenos extremos. Pero en paralelo, los avances en tecnología han permitido que se genere una nueva rama de la industria como es la del desarrollo sostenible, que no provoque todavía más daño a la naturaleza. En ese sentido, América Latina se encuentra ante una paradoja.

Se trata de una de las regiones con mayor biodiversidad del planeta y, en paralelo, una de las más expuestas a eventos extremos: sequías prolongadas en el Cono Sur, huracanes que aumentan su potencia en el Caribe, incendios en la Amazonia y retroceso glaciar en los Andes. La discusión pública ya no gira en relación a “si” habrá impactos, s

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