VERACRUZ, VER.— Leticia se levanta a las ocho de la mañana entre bostezos. Como ya es habitual, no durmió bien a pesar del cansancio. Se alista, atraviesa el pasillo y la puerta que divide su casa de la de sus padres , a quienes les da su licuado de plátano con papaya, una pastilla y después cocina para los cinco miembros de la familia : su padre, su madre, su esposo, su hija y, por último, ella.

Pasan de las 10 y debe pensar en la comida. Sale al centro, compra carne, verduras y regresa a limpiar la cocina, la sala y la ropa, también cocina y nuevamente a limpiar . Le pregunta a sus padres cómo están, si necesitan algo y revisa los pendientes: citas médicas, recetas y pagos pendientes .

“Mis días ahorita son más estresantes que antes”, confiesa. “Aunque últimamente venga a

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