Si bien las discusiones y movidas del ajedrez electoral colombiano no dejan de estar concentradas en el camino para conquistar la Presidencia en 2026, de manera mucho más silenciosa y soterrada en varios partidos se libran sendas pugnas, disputas y refriegas por asegurar un cupo en otro proceso clave y si se quiere conexo: ser cabeza de lista de esas colectividades en las elecciones al Congreso.

Se trata de un privilegiado y codiciado puesto –el célebre #1– en el listado de candidatos que conforman los movimientos para llegar al Elíptico. Usualmente, quien encabeza la plancha es una figura con marcado liderazgo y reconocimiento, lo que implica influencia, prestigio y hasta la personalización de la propia identidad de la bancada.

Por ello, ese “rostro” de la lista tiene un desafío mayúscu

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