Ciudad de México.- La historia de la inteligencia artificial está llena de avances espectaculares, pero también de fallos inquietantes. Uno de los más recordados ocurrió en 2016, cuando un chatbot experimental de Microsoft empezó a lanzar mensajes agresivos, teorías conspirativas y bromas sobre drogas apenas horas después de llegar a redes sociales. En su momento se interpretó como un tropiezo técnico. Hoy, algunos científicos ven aquel episodio como el primer síntoma evidente de un problema más profundo: las inteligencias artificiales también pueden desviarse , y sus desviaciones pueden ser sistemáticas, persistentes y peligrosamente parecidas a los trastornos humanos .
Esa idea es la base de un nuevo marco teórico que busca algo inédito: clasificar las “patologías” de las máquinas

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