En 2026, México volverá a ser el centro del mundo.

Por tercera vez en su historia —tras 1970 y 1986—, nuestro país será sede de la Copa Mundial de Futbol, un acontecimiento que trasciende lo deportivo y se erige como una oportunidad económica, social, cultural y turística sin precedentes.

A diferencia de las ediciones anteriores, México llega a esta cita en un contexto político distinto: bajo el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien ha sabido proyectar el evento no solo como un espectáculo deportivo, sino como un motor integral de desarrollo nacional.

Desde el inicio de su administración, la presidenta Sheinbaum ha entendido que el Mundial no es un fin, sino un medio: una plataforma para reposicionar a México en el escenario global, diversificar su economía y fortale

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