Los colibríes son conocidos por su tamaño diminuto y su energía desbordante, pero pocas personas imaginan la magnitud del esfuerzo que realiza su cuerpo cada segundo. Entre todos sus órganos, destaca uno que hace posible sus acrobacias aéreas: el corazón del colibrí , considerado el más rápido del mundo.

Un latido que desafía los límites

El corazón de un colibrí puede alcanzar hasta 1 260 latidos por minuto durante el vuelo. Esta cifra supera por mucho la de cualquier otra ave y convierte a este pequeño volador en un verdadero prodigio fisiológico.

Mientras se mantiene suspendido en el aire o realiza rápidos cambios de dirección, el colibrí necesita producir enormes cantidades de energía en tiempo récord. Su corazón actúa como un motor de alta eficiencia, bombeando sangre oxigenada

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