Valeria Rodas encontró en Neuquén una oportunidad para reconstruir su vida y la de sus cuatro hijos. Llegó desde La Pampa con la firme convicción de empezar de nuevo, lejos de situaciones difíciles y con el deseo profundo de superarse. Hoy, gracias a un crédito provincial, logró dar un salto decisivo en su emprendimiento de panadería y pastelería artesanal.

En su vivienda del barrio Confluencia, Valeria producía panificados amasando a mano hasta cuatro bolsas de harina por semana. Ese esfuerzo sostenido le permitía contar con stock para vender durante varios días, aunque el proceso era agotador y le demandaba jornadas que comenzaban antes del amanecer.

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