Durante años, el control documental fue sinónimo de carpetas, planillas y correos cruzados. En sectores como la logística o la construcción —donde se trabaja con una gran cantidad de contratistas, choferes, operarios, vehículos y maquinarias—, esa gestión se volvía un desafío cotidiano, a través de cientos de documentos que había que recibir, revisar, registrar y mantener actualizados. Cada demora o error podía, en algunos casos, traducirse en multas, sanciones o directamente en la paralización de actividades.
Lo cierto es que el control documental es mucho más que una buena práctica administrativa. Se trata de una obligación legal . En nuestro país, el artículo 30 de la Ley de Contrato de Trabajo establece la responsabilidad solidaria de las empresas principales frente a los incumpli

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