La Regla de Ruffini es una de esas técnicas que todos hemos visto alguna vez en clase y que, cuando por fin entendemos bien, se vuelve sorprendentemente útil. Permite dividir polinomios sin necesidad de hacer la división larga , que suele ser más laboriosa y propensa a errores. Aunque a primera vista parezca un truco aislado, en realidad se conecta con ideas importantes del álgebra , como el teorema del resto o la búsqueda de raíces de un polinomio.
Hay una condición clave que conviene tener muy presente desde el inicio: solo se puede aplicar cuando dividimos por un binomio de la forma x−a . Si el divisor tiene coeficientes diferentes o es un polinomio más complejo, Ruffini ya no funciona. Bajo esta condición, sin embargo, se transforma en un atajo elegante y muy práctico. 
¿Por qué es útil la Regla de Ruffini?
El procedimiento tradicional de división de polinomios no es difícil, pero sí largo, especialmente cuando trabajamos con grados altos o coeficientes incómodos. El matemático Ruffini simplifica todo ese camino a una secuencia de sumas y multiplicaciones, lo que reduce muchísimo el tiempo que dedicamos a cada operación.
Además, su utilidad va más allá de la simple división. Con Ruffini también podemos:
- Evaluar un polinomio en un punto sin sustituir y expandir.
- Verificar si un número es raíz de un polinomio.
- Reducir el grado de un polinomio para factorizarlo paso a paso.
- Encontrar raíces enteras o racionales de forma ordenada.
Por eso sigue siendo un recurso frecuente incluso en cursos más avanzados, donde la factorización y el análisis de polinomios son herramientas centrales.
Cómo aplicar la Regla de Ruffini paso a paso
Para explicar el procedimiento, supongamos que queremos dividir un polinomio P(x) entre un divisor del tipo x−a. El método consiste en organizar los coeficientes y aplicar una secuencia repetitiva de operaciones muy sencilla.
Los pasos siguen este patrón:
Identificar el valor de a
Si el divisor es x−4, entonces a=4.
Si es x+3, lo reinterpretamos como x−(−3), así que a=−3.
Escribir todos los coeficientes del polinomio
Deben aparecer en orden, incluyendo los coeficientes de términos ausentes.
Por ejemplo, en 4×5−x2+6, faltan x4, x3 y x, así que los coeficientes serían: 4,0, 0, -1, 0, 6.
Colocar el valor de a a la izquierda del esquema
Es el número con el que multiplicaremos los resultados parciales.
Bajar el primer coeficiente
El primer número pasa directamente a la fila inferior sin modificaciones.
Multiplicar y sumar de forma repetida
- Multiplicamos el valor que acabamos de obtener por a.
- Colocamos el resultado bajo el siguiente coeficiente.
- Sumamos verticalmente.
- Repetimos hasta llegar al último coeficiente.
Interpretar el resultado
- El último número de la fila inferior es el resto.
- El resto forman los coeficientes del cociente, cuyo grado es uno menos que el del polinomio original.
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Ejemplo práctico paso a paso
Dividamos: P ( x ) = 2 × 3 − 3 × 2 + 4 x − 5 entre x-2
Aquí
a=2.
1. Coeficientes
El polinomio está completo:
2, −3, 4, −5
2. Esquema inicial
2 | 2 -3 4 -5
3. Bajamos el primer coeficiente
2 | 2 -3 4 -5
|
| 2
4. Multiplicación y suma
Multiplicamos: 2 × 2 = 4
Sumamos: −3 + 4 = 1
Luego: 1 × 2 = 2
Sumamos: 4 + 2 = 6
Luego: 6 × 2 = 12
Sumamos: −5 + 12 = 7
Resultado:
2 | 2 -3 4 -5
| 4 2 12
———————
2 1 6 7
El cociente es: 2 × 2 + x + 6
y el resto: 7
Relación con el Teorema del Resto
El Teorema del Resto dice que, si dividimos un polinomio por
x−a, el resto es simplemente el valor de P(a). Ruffini es una forma ordenada y veloz de llegar a ese resultado sin sustituir directamente.
En nuestro caso:
P(2)=7
exactamente el resto que obtuvimos.
Uso de Ruffini para factorizar polinomios
Cuando queremos hallar las raíces de un polinomio , Ruffini es una gran aliada. El procedimiento habitual consiste en:
- Probar posibles raíces racionales (normalmente divisores del término independiente).
- Aplicar Ruffini a esos valores.
- Si el resto es cero, la raíz es correcta y el polinomio se reduce.
- Repetir el proceso con el polinomio reducido.
Así podemos descomponer polinomios de grados altos en factores cada vez más simples hasta llegar a expresiones manejables.
Conclusión
La Regla de Ruffini es, en esencia, una forma rápida, ordenada y eficaz de trabajar con polinomios. Aunque su ámbito de uso es limitado a divisiones del tipo x−a, dentro de ese marco es un instrumento potentísimo. Facilita divisiones, evaluaciones, factorizaciones y verificaciones de raíces con una claridad difícil de igualar mediante otros métodos.
En matemáticas, como en casi todo, la práctica hace la diferencia: cuanto más uses Ruffini, más natural se volverá, y acabarás viéndola no como un truco escolar sino como un recurso cómodo y versátil.
Dominar Ruffini es, en esencia, tener un recurso que agiliza de forma notable todo el trabajo polinómico. Y como ocurre con todo procedimiento matemático, el dominio llega sobre todo con la práctica: cuanto más la uses, más natural te resultará.

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