Ya ha empezado la campaña citrícola valenciana. En los mercados ya se aprecian las primeras mandarinas y naranjas de la temporada. Sin embargo, detrás de este producto de prestigio se esconde una realidad compleja para los agricultores, que afrontan un nuevo ejercicio marcado por las inclemencias meteorológicas, la competencia internacional , las temperaturas y el poco relevo generacional que hay en los campos. El resultado es que la cantidad de fruta que sale a la venta es menor. La buena noticia: la calidad es buena y los precios para el consumidor final se mantienen estables, rondando los dos euros el kilo.
Lo que no se puede negar es que han sido unos meses complicados, por ejemplo, hace cuatro meses, una fuerte granizada dejó pérdidas de 29 millones en la agricultura d

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