No es ningún secreto que la industria de los videojuegos se ha volcado a entregar experiencias que apuntan al hiperrealismo , ofreciendo títulos que buscan ser el techo gráfico de la generación y exprimir el potencial de las consolas actuales. Claro, no podemos detener la evolución de la tecnología , pero todavía hay obras que parecen estar lejos de buscar ser reconocidas por sus cuadros por segundo o sombreados con tecnologías avanzadas de inteligencia artificial. Once Upon a Katamari es la nueva entrega de la serie que toma como pieza fundamental el principio básico de los videojuegos : la diversión.
Hace ya más de 20 años, Keita Takahashi nos presentó el inicio de una saga que fácilmente podemos calificar como “una japonesada”, con su humor tan característico y presentación que algunos juegos han intentado retomar, pero que nada se le ha equiparado en cuanto a carisma . Después de dos relanzamientos, llega esta nueva versión que, aunque en vistazos cortos parecía que iba a traer la fórmula que ya conocíamos, realmente trajo la mayor actualización que esta saga ha vivido .
Por más que lo busques, este juego no tiene sentido
La historia, una vez más, es completamente inverosímil. El Rey del Cosmos destruye por accidente (de nuevo) el universo. Es por esto que pide de favor a su hijo, el Príncipe, que le ayude a reconstruir los planetas y estrellas de este, pero hay un pequeño problema. ¿Cómo vamos a hacerlo si ya no hay nada en la existencia misma? El único lugar de donde podemos traer recursos para ayudar en esta ocasión a nuestro padre es el pasado.

Gracias a una narrativa centrada en los viajes en el tiempo, tenemos los niveles más variados que hemos visto en mucho tiempo. Ahora, en lugar de estar solo en escenarios inspirados en la cultura japonesa, también podemos viajar a otras etapas de la historia , como la antigua Grecia, la era del western con vaqueros e incluso más atrás, a la prehistoria. Eso sí, todo sigue manteniendo el estilo cómico con el que Bandai Namco ha dado personalidad a la serie y, de cierta manera, a pesar de estar en otros países, todo se sigue sintiendo muy japonés . Lo cual no es malo.
Un toque fresco a la franquicia
Al igual que en juegos anteriores, el Rey nos dará un Katamari. Esta es una especie de bola la cual tenemos que rodar por el escenario para que los objetos se peguen a esta y hacer que aumente de tamaño, hasta que podamos colocarla en el espacio y forme parte del cosmos. Usualmente, como funciona cada nivel es que se nos pone un tamaño objetivo que hay que cumplir en cierto tiempo , pero esto ahora tiene un pequeño giro, pues habrá ocasiones en que la meta cambie y esto aumenta la dificultad. Por ejemplo, recoger solo un objeto en específico, que el Katamari se nutra con objetos de valor alto o alcanzar el diámetro solicitado, pero con una cantidad limitada de cosas.

Para esto también podemos ayudarnos de una nueva mecánica de habilidades que podemos ir recogiendo en los escenarios. Un imán que nos ayudará a que no perdamos nada en nuestro camino es útil, pero lo es aún más el radar que te ayuda a ver por un breve periodo de tiempo la ubicación de todos los coleccionables. Estos también están colocados de manera estratégica para ayudarte a cumplir el objetivo de cada nivel, por lo que se tienen que usar con inteligencia.
Dentro de las novedades también podemos encontrar un sistema de personalización de personaje con ropa, accesorios y hasta modificaciones corporales que podemos poner al Príncipe y que iremos desbloqueando en el progreso del juego y de los objetivos, pero ahora también podemos elegir ser uno de sus primos . Si bien anteriormente ya los habíamos podido usar en modos adicionales, estos ahora son parte de los coleccionables de cada nivel y son necesarios para alcanzar el 100% del juego. Eso sí, no tienen ninguna repercusión en el gameplay y terminan siendo un aspecto meramente cosmético.

Adaptado a tiempos modernos
Por primera vez tenemos un modo multijugador en línea que sigue funcionando con la mecánica principal del juego, pero que se mezcla con un tema competitivo donde ganará quien mejores objetos recolecte. Para esto , hasta cuatro jugadores se pueden juntar en una arena donde tendrán que juntar lo más que puedan para esperar la llegada de una nave, en la cual tendrán que depositar su colección de curiosidades. Eso sí, hay que tomar en cuenta que entre más grande es tu Katamari, será más pesado y difícil de mover para cumplir el objetivo, pero a la vez podrás incluso recolectar a tus oponentes.
Aun con la inclusión de un modo en línea y de decisiones como vender el soundtrack completo por separado con música de juegos anteriores, este juego se sigue sintiendo como una obra de autor y que no pretende revolucionar a la industria, sino que simplemente ofrece diversión para todo fan de la franquicia y que se presenta firme ante el público que quizá no lo conocía con un lanzamiento principal que por primera vez está disponible en todas las plataformas de manera simultánea. Es casi un accidente que un nuevo Katamari haya sido lanzado después de 14 años , pues son juegos que pareciera ya no tienen cabida en la industria actual, pero hay un sector de desarrolladores y jugadores que siguen prefiriendo una entrega redonda en su elaboración.

Entre mecánicas de juego refinadas, de nuevo una gran banda sonora, un concepto y humor que se sigue sintiendo fresco y llamativo, así como la integración de diferentes tipos de control para usuarios nuevos y veteranos, estamos probablemente ante la mejor entrega de la saga .
Hay pocas palabras para poder describir qué tipo de juego es Once Upon a Katamari , pero lo que es un hecho es que Bandai Namco encontró a un público que sigue fiel a esta marca y es posible que no sea lo último que escucharemos tanto del Príncipe como del Rey del Cosmos en estos años. Quién sabe, en una de esas se animan a seguir haciendo relanzamientos de sus títulos anteriores como Touch My Katamar i, que está atrapado en el catálogo de PlayStation Vita.

Xataka México
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