“Pasaba mucha hambre y en una ocasión que vine a Tucupita, me enamoré y no volví a boxear” así nos manifestó hace casi una década en una entrevista radial, el Olímpico deltano Jackson Rivera.

Mientras prestaba el servicio militar acudió en representación del país a los Juegos Mundiales Militares, una de las tantas versiones de intercambios deportivos planetarios en los que median fuerzas en tiempos de la Guerra Fría, americanos y soviéticos u occidentales y orientales, ambos bloques separados por el telón de acero, alcanzando una medalla de bronce, lo que lo impulsó a continuar en la senda del box.

Con una discreta foja amateur se ganó el derecho a asistir a las Olimpiadas del boicot americano, Moscú 1980, donde obtuvo el diploma de participación o Diploma Olímpico, tras ocupar el 9° lug

See Full Page