Parece que llegó el momento que nadie vio venir: la gente está dejando las redes sociales. No del todo, claro, nadie suelta el celular, pero sí con una mezcla de hastío, pudor y desconexión que se parece bastante a una fuga silenciosa. Lo dice un informe de Be Influencers, una agencia que trabaja con marcas como Havanna, Hileret, Mastercard o Belo, y que acaba de ponerle nombre a lo que todos empezamos a intuir: baja el consumo de redes sociales, crece la desconexión y vuelve el anonimato. Un fenómeno que marca, quizás, el fin de una era: la del yo digital como religión global. Durante años vivimos convencidos de que si algo no se posteaba, no había pasado. Las vacaciones, el cumpleaños, el asado del domingo: todo debía dejar su huella en la pantalla. Las redes eran una vidriera y, al mism

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