En pleno avance del proyecto de reforma laboral regresiva que impulsa el Gobierno nacional, la radiografía del mercado de trabajo muestra que, a lo largo del país, la informalidad laboral se volvió la regla y no la excepción . En tres de las seis regiones argentinas -NOA, NEA y Cuyo- más de la mitad de quienes trabajan lo hacen sin registrar, sin aportes y sin ingresos suficientes para sostener una canasta básica. Se trata del nivel más alto de los últimos 17 años y expresa un deterioro que golpea con más fuerza a pequeñas empresas y cuentapropistas , donde la informalidad supera el 60%. Esto evidencia que, lejos de generar empleo formal, la desregulación aplicada desde 2024 convivió con la pérdida de más de 220 mil puestos asalariados y el cierre de casi 20 mil empresas.

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