Es la mayor demostración de poder militar de EE.UU. en el Caribe en décadas: una fuerza naval capaz de lanzar cientos de misiles Tomahawk, escuadrones de fuerzas especiales transportadas en helicóptero y oleadas de ataques aéreos.

La exhibición de fuerza militar del presidente Donald Trump, desplegada para librar una guerra contra los cárteles que trafican drogas por vía marítima hacia EE. UU., también ejerce presión sobre Venezuela, un aliado regional clave de China y Rusia. Pero el espectáculo también apunta a un cambio más fundamental en la política exterior estadounidense, dicen analistas, mientras Trump busca colocar a EE.UU. en el centro del hemisferio occidental.

“Esto es Estados Unidos reorganizando y reenfocando sus recursos para establecer un vecindario más seguro para sí mismo

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