El norte de Bogotá tiene un puñado de barrios donde la ciudad parece desacelerar y cambiar de escala. Entre ellos, el Chicó y Santa Ana se han consolidado como el territorio donde vive una parte importante de la élite económica del país. No solo por las mansiones que se levantan en sus calles silenciosas, sino por la forma en que allí se combinan vivienda, comercio de lujo, oficinas de empresas globales y una sensación de seguridad que contrasta con el ritmo más caótico de otras zonas. Es un sector que no necesita anunciarse: basta caminarlo para entender por qué es uno de los más exclusivos de Colombia.

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El Chicó es un ejemplo claro de cómo la ciudad se ha movido hacia el norte en busca de espacio, aire y

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