Llega una de las épocas más lindas del año. A pesar de los compromisos, regalos y balances que implica el cierre del periodo, las calles se llenan de color, los hogares encienden múltiples foquitos y se despierta la ilusión en muchos corazones.

Independientemente de las creencias, la Navidad y el fin de año invitan a compartir en familia, a celebrar la vida, a dejar atrás lo malo y mantener la esperanza de que mejores días están por llegar.

En medio de todos los rituales que forman parte de estas fechas, está la decoración de la casa. El árbol, el pesebre y las coronas suelen ser imprescindibles. Pero, ¿qué pasa si una nueva tendencia no considerara que son tan relevantes?

Con casas que cada vez son más pequeñas o departamentos de pocos ambientes resulta más práctico que el tradicional

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