Dormir la siesta está dejando de verse como un simple descanso de mediodía para convertirse en una práctica respaldada por la ciencia.

Diversos estudios, incluyendo investigaciones de la Universidad de Harvard, señalan que este hábito podría tener efectos directos en la reducción del estrés y en la mejora del metabolismo, especialmente cuando se realiza de manera controlada y con la duración adecuada.

Un artículo publicado por la Harvard Medical School advierte que las siestas cortas —de entre 10 y 30 minutos— están asociadas con una disminución significativa de los niveles de cortisol, la hormona vinculada al estrés.

Según el centro académico, este tipo de descanso breve permite que el sistema nervioso se recupere sin alterar el ciclo de sueño nocturno, facilitando una respuesta fisiol

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