En pleno corazón del Microcentro de Buenos Aires se encuentra un icono de la gastronomía tradicional : el bodegón Pippo . Con casi 90 años de historia, es un refugio para oficinistas y turistas que estuvieron presentes incluso en su momento más crítico: estuvo a punto de cerrar, pero pudo resurgir de las crisis y ahora mantiene los precios más baratos del mercado .

Pippo nació en 1936 y, varios años después, se mudó a su ubicación actual en Paraná 356, en una zona que alguna vez fue epicentro del varieté porteño. Durante su apogeo, el restaurante funcionaba hasta las 6 de la mañana, cerraba y volvía a abrir al día siguiente , reflejando el ritmo frenético y cultural de la ciudad. Pero la crisis no perdonó: durante la pandemia, muchas sucursales bajaron sus persianas y el futu

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