Este poeta menor, de vena versátil y torrencial, y ahora casi totalmente olvidado, vivió entre 1860 y 1936. Dedicó, sin embargo, la mayor parte de sus afanes y de su tiempo no a su obra propia sino a la traducción poética, y en esta labor avasalladora no se fijó otros límites que la conclusión de su vida.

Los títulos de algunos de sus libros indican que traducía de variadas lenguas: Cien joyas de Byron (1924), Joyario de Camoens (1924), Joyario de Poe (1926), Antología de la poesía griega (1929), Astros (“los más grandes líricos del mundo occidental”) (1929), etcétera.

A estas publicaciones deben añadirse unos setenta volúmenes inéditos de traducciones, que incluyen las versiones españolas de La divina comedia , de Dante Alighieri; Cirano de Bergerac , de Edmond Rostand

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