José Antonio Quirós no se anda con planos calientes en el documental "La placa, una familia de bien". Ojo a la ironía agria del título. Su documental es un bisturí audiovisual que huye del maniqueísmo para contar historias que dejan un poso amargo, y, sin embargo, en sus imágenes también hay rescoldos de una historia de amor truncada por la fatalidad con un encendido elogio por un paisaje inigualable.

La muerte prematura de Jenny Gutwirth enciende una mecha que dinamitará "una familia de élite" marcada a fuego. La placa es una lápida que firma un contrato simbólico de Marcel Gevers con la mujer ausente y que es, además, un pilar metafórico del relato: es un homenaje a un amor idealizado, vale, pero también la rúbrica impasible de una obsesión dañina.

Dañina sobre todo para las dos hijas

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