En la esquina de la carrera séptima con la calle 13, en pleno corazón de la antigua Calle Real de Bogotá, funcionó durante décadas un lugar que marcó la vida cultural y política de la ciudad: el Café Windsor. El local ocupaba una vieja casona del centro y nació en 1912, cuando los hermanos Agustín y Luis Eduardo Nieto Caballero decidieron abrir un sitio de tertulias en una Bogotá que apenas empezaba a modernizarse. Agustín, con tan solo 23 años, imaginó un espacio íntimo, casi sombrío, siempre impregnado de olor a tabaco, que rápidamente se volvió punto de encuentro de la élite bogotana.

A mediodía, cada semana, el Windsor se convertía en un hervidero de ideas. Por sus mesas pasaron intelectuales, artistas y políticos como León de Greiff, Germán Arciniegas, Luis Tejada y Ricardo Rendón. A

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