El asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, ha reavivado el interés por el clan Álvarez Ayala, una de las familias más influyentes y controvertidas de Michoacán. Este clan ha estado vinculado a décadas de actividad política y criminal, lo que ha generado un legado de disputas internas y control territorial en la región. Roldán Álvarez Ayala, exalcalde y figura política prominente, ha sido el rostro institucional de la familia. Su carrera incluye cargos en las administraciones de Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy. Se unió formalmente al partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) el 29 de marzo de 2023. A pesar de su trayectoria, Roldán ha enfrentado controversias, incluyendo su detención en 2009 durante el operativo conocido como "Michoacanazo". Aunque fue liberado, ha sido señalado por presunta corrupción y extorsión, lo que ha mantenido su figura envuelta en polémica. Por otro lado, Ramón Álvarez Ayala, conocido como "El R1", ha sido vinculado al crimen organizado. Se le considera un operador cercano a Nemesio Oseguera Cervantes, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Entre 2009 y 2012, informes del Ejército Mexicano y la Procuraduría General de la República (PGR) lo identificaron como responsable de narcobloqueos y violencia en varios estados. Junto a su hermano Rafael, apodado "El R2", fue detenido en 2012, pero ambos recuperaron su libertad tras procesos judiciales que están siendo revisados por posibles irregularidades. El asesinato de Carlos Manzo el 1 de noviembre ha llevado a las autoridades a investigar a "El R1" por su posible implicación como autor intelectual del crimen. Las primeras detenciones sugieren que el ataque fue ordenado por Álvarez Ayala, una afirmación respaldada por la captura de Jorge Armando "N", quien declaró que actuaba bajo las órdenes de "El R1". Manzo había denunciado la presión del CJNG sobre la vida institucional de Uruapan y había documentado operativos contra células criminales, incluyendo la detención de líderes delictivos y el aseguramiento de armas y drogas. La situación actual pone de relieve la compleja relación entre la política y el crimen organizado en Michoacán, donde el clan Álvarez Ayala continúa siendo un actor clave en la narrativa de violencia y corrupción en la región.