El ministro del Interior, Armando Benedetti, llegó a Santa Marta con una misión de alto calibre: recibir directamente las denuncias que señalan a funcionarios, gerentes y empleados de hospitales y la misma Gobernación del Departamento por presunta participación en política y hostigamiento al personal público y contratistas para favorecer a una candidata en las elecciones atípicas de este domingo.

La orden del Gobierno fue clara: no bastaba con monitorear desde Bogotá ; era necesario instalarse en el territorio y escuchar de primera mano los reportes de presuntas irregularidades y atenderlos inmediatamente.

La decisión revela la creciente inquietud en la Casa de Nariño ante el clima electoral del departamento, históricamente marcado por presiones, interferencias indebidas de servido

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